lunes, 16 de mayo de 2011

Una anécdota de ésas que me gustan contar

Por alguna misteriosa razón, mi cabeza es un baúl lleno de datos inútiles. Como tantas otras.

De entre los muchos datos que guardo, sobresalen las citas y las anécdotas históricas. En esta ocasión, un ejemplo de éstas últimas.

La historia de Prusia es una de las más apasionantes de ehmmm...la historia. Ponele. Como Macedonia para los antiguos griegos, o Judea para los hebreos, Prusia era dentro del mundo teutónico una potencia menor, lejana y semi bárbara, en el mejor de los casos. En algún momento fue poco más que unos cuantos territorios aislados allá lejos, en el este, donde vivían los despreciados eslavos. Pero como suele ocurrir en estos casos, una dinastía apareció para convertir este lejano territorio en una nueva potencia europea. En Macedonia fue Alejandro Magno y los diádocos (los "sucesores": Antígono, Ptolomeo, Lisímaco y Seleuco). En Judea, el rey David. y la dinastía davídica. En Prusia, los Hohenzollern.

De éstos, el segundo fue Federico I, hijo de Federico Guillermo el Gran Elector (las complejidades de la realeza electiva en los reinos germánicos excede a este humilde post, pero créanme que hay una razón por la que se lo conocía así) En fin, la cosa es que Federico I era lo que se dice, con todo respeto hacia Su Majestad, "una bestia peluda". Amante de la guerra, la bebida y los chistes guarros. Violento, austero hasta la miserabilidad. Durante su reinado, Prusia produjo solamente dos cosas: escuelas y guerreros. Y las escuelas existían al sólo efecto de producir mejores guerreros. El rey amarrocaba plata a lo pavote, y sólo la usaba para crear nuevas escuelas, contratar soldados muy altos (en efecto, tenía debilidad por los soldados altos. Parecía estar armando un equipo de la NBA y no el ejército que más tarde sería el terror de Europa) y ponerse en pedo por ahí.

Dato curioso: Federico I fue el primer Hohenzollern en alcanzar la dignidad real. Sin embargo, no era Rey de Prusia (cargo que teóricamente no podía existir, dado que el rey de todos esos territorios era el Emperador del Sacro Imperio) sino Rey en Prusia. Fuera de Prusia, en territorios efectivamente controlados por el Emperador era solamente el Margrave de Brandenburgo. Como les digo, la historia de Prusia es compleja y fascinante. Y a mí me encanta irme por las ramas, perdón.

Por aquéllos tiempos, don Federico I salía a caminar por su reino como otros reyes, no como estos reyes boluditos de ahora que tienen un montón de escoltas como si a alguien le interesara acabar con la vida de semejantes figurones de culebrón. Y aunque así fuera, sería para salir en la tapa de la revista "Hola" o tener el video más visto de Youtube. Nada de magnicidas anarquistas ni esas cosas. Bueno, total, que Federico salía por la calle con su bastón al que todos temían ya que lo usaba indiscriminadamente contra cualquiera a quien, por alguna razón, Su Majestad decidiera que se merecía una real paliza (pun intended). Nada más verlo aparecer por la calle con su temible bastón, las calles de Berlín, capital del reino prusiano, se vaciaban rápidamente, para desconcierto de Federico que no entendía el por qué de tan poca actividad callejera.

He aquí que cierta vez un ciudadano tuvo la mala suerte de no alejarse con bastante rapidez del Supremo quien enseguida lo increpó con su voz de sargento y sus modos pre-gestapo: "A dónde vas tan apurado?"

El hombre contestó, balbuceante:" A casa, mi Señor" (O algo así, tengan en cuenta que yo no estuve ahí)

Don Federico: "Y por qué el apuro?"

El súbdito: "Es que tengo miedo"

"De quién?"

"De usted, Majestad"

A lo que don Federico, blandiendo su bastón como loco sobre el cuerpo del pobre hombre, respondió: "Miedo? Yo soy tu Rey, idiota! Se supone que debes amarme! AMAME!"

Me gustaría ser un rey así. No hace falta que sea en Prusia. De ser posible, de algún lugar al que pueda llegar en bondi, si no es mucha molestia.

Porfi?

3 comentarios:

Betty Aarcher dijo...

Nice blog and great pictures. It is a pleasure to see and read your poetry. Keep it like this :-)

mobtomas dijo...

Curiosa historia. El loco desesperado que quiere ser amado. Algo triste, pero no puedo dejar de sonreír ante la ironía absurda de ese Federico. Tienes un estilo divertido de narrar. Saludos y gracias por la anécdota.

Chorny dijo...

Gracias Míster Mobtomas. Ya vendrán más historias de la historia. Nada me place más!